lunes, 15 de abril de 2019

Herramientas para la toma de decisiones.


Sexualidad en la formación de emociones

A pesar de que vivimos en una sociedad cada vez más tolerante y que además reconoce la necesidad de que se informe de manera franca, abierta y libre sobre el sexo, los resultados antes mencionados sustentan la existencia de fallas al respecto.
En ocasiones encontramos adolescentes escolares, con conducta sexual irresponsable que, sin embargo, poseen conocimientos adecuados, y otros sometidos a temores de desempeño o incluso francas inhibiciones sexuales y hasta trastornos de la respuesta, que igualmente poseen aceptable información sobre la materia.  
Es necesaria  la formación afectiva y emocional del adolescente, impartiendo desde casa valores firmes y fortaleciendo una adecuada autoestima.





Toma de decisiones


La adolescencia es una época en la que los jóvenes, por primera vez en su vida, enfrentan la responsabilidad de tomar decisiones que tienen consecuencias importantes para su salud y la de sus parejas. Estas decisiones generalmente se toman en el marco de una red social y están orientadas al mantenimiento de relaciones significativas con los miembros del grupo de referencia. En la esfera sexual, los adolescentes deben decidir tener o no una relación romántica, tener o no relaciones sexuales, usar o no métodos de protección, embarazarse o no; en fin, asumir el control de su vida. Cada una de estas decisiones trae consigo otras cada vez de mayor complejidad e importancia para el desarrollo delas tareas propias de la adolescencia. 

Los adolescentes describen sus decisiones recientes hablan fundamentalmente de decisiones relacionadas con los estudios, los amigos, el ocio, la familia, el atuendo y las relaciones sentimentales. Todos los grupos consideraron que las decisiones más importantes se referían a la familia, los estudios y los amigos, en ese orden. Además, eran también las decisiones más difíciles. Sobre el tema “amigos”, sus decisiones describen situaciones en las que tienen que elegir entre unos amigos y otros, resolver conflictos entre amigos, o tienen que iniciar, mantener o terminar una relación. Por otro lado, también se ha observado que la habilidad para tomar decisiones se desarrolla con la edad.
 Los adolescentes entre 12 y 14 años son notablemente menos hábiles que los adolescentes mayores y los adultos a la hora de generar posibles opciones de elección, mirar las situaciones desde varias perspectivas, anticipar las consecuencias de las decisiones y evaluar la credibilidad de fuentes de información (Gambara y González, 2004). 
Los estudios revisados por estas investigadoras revelan que los adolescentes de menor edad (entre 12-14 años) son personas especialmente vulnerables al riesgo y a seguir a terceros, porque muestran una competencia limitada para identificar los riesgos y beneficios, para prever las consecuencias de los distintos cursos de acción, para calibrar la información derivada de las diversas fuentes involucradas en el problema y para resistirse a la presión de amigos y compañeros.
 En cuanto a los adolescentes mayores (entre 14-19 años), se ha encontrado que tienden a mostrar más dificultades para considerar las consecuencias a largo plazo, para tomar en cuenta los intereses de otras personas y para ejercer autodominio o autocontrol sobre la situación. En cuanto a cómo toman decisiones los adolescentes, Langer y sus colaboradores (1993) plantean que algunos adolescentes tienden a hacerlo teniendo en consideración sus propios intereses, creencias, actitudes y valores; otros toman decisiones atendiendo a las expectativas de sus padres, y otros en función de lo que piensa el grupo de pares. Desde la perspectiva del desarrollo, los adolescentes tempranos están mas orientados a tomar decisiones teniendo en cuenta la opinión de sus padres; a medida que avanza la adolescencia, las decisiones tienden a estar en concordancia con la opinión del grupo de referencia, y sólo hasta el final de la adolescencia, los jóvenes comienzan a decidir con base en su criterio personal (Langer et al, 1993).

Autosuficiencia y afrontamiento de estrés  




La Autoeficacia refiere a la percepción que la persona tiene sobre su propia capacidad para lograr la actividad que se propone.                                                             
La forma en la que los adolescentes se enfrentan el estrés es un importante componente de la salud y el bienestar. La adolescencia es una etapa del desarrollo en la que se presentan cambios físicos y psicológicos, en la cual los adolescentes se enfrentan a variadas situaciones que son fuente de problemas y preocupaciones.
El estudio del estrés es sumamente complejo, se ha abordado desde diferentes disciplinas científicas, dando lugar a perspectivas y modelos explica106 Impacto diferencial del estrés entre hombres y mujeres: una aproximación desde el género Número 36. Noviembre 2016 tivos. En este estudio se toman en cuenta cuatro perspectivas: fisiológica, psicológica, sociocultural y los estudios de género. Desde una perspectiva fisiológica Diestre (2001) indica que Hans Selye definió al estrés como “…la reacción no específica del cuerpo a cualquier demanda que se le haga” (pag. 27). Es decir, la respuesta global a condiciones externas que perturban el equilibrio emocional y fisiológico de las personas. Selye hace énfasis en las respuestas fisiológicas con las que reacciona el cuerpo a los estímulos nocivos para lograr nuevamente la homeostasis del organismo. Asimismo, considera que cuando se expone por primera vez a un estresor, el cuerpo responde mediante sus habilidades de afrontamiento. Así los cambios en el organismo que se generan por el sistema simpático adrenomedular, inhiben la actividad digestiva y aumenta el metabolismo preparando al individuo para actuar.
 La adaptación frente a la amenaza es manejada por el sistema pituitario adrenocortical, que mantiene un alto grado metabólico y de glucosa en la sangre y decrementa los niveles del sistema inmune. Si la reacción al estrés se repite, o es muy prolongada, se presenta un estado de agotamiento donde las reservas adaptativas se vuelven insuficientes y el cuerpo se hace vulnerable a la enfermedad. De Luca, Sánchez, Pérez y Leija (2004); Diestre (2001), Mejía (2011) y Vázquez (2001) plantean que esta serie neuroquímica de defensas corporales, Selye la denominó Síndrome de Adaptación General SAG, conformado por tres fases: 
  1. Reacción de Alarma: Ante un agente nocivo la glándula pituitaria secreta sustancias químicas que a su vez producen otras sustancias como las hormonas antiinflamatorias o corticoesteroides, ocurre una serie de modificaciones biológicas frente a la primera exposición al factor de estrés. 
  2. Estado de resistencia: Hay un incremento en las hormonas corticoesteroides, que estimulan la medula adrenal y liberan catecolaminas. El cuerpo se moviliza para defenderse de sí misma, utilizando al máximo sus mecanismos de defensa. 

  3. Estado de agotamiento: Cuando el estresor es severo o prolongado, agota las defensas del organismo. Rosa María Segura González, Isaac Pérez Segura 107 Número 36. Noviembre 2016 El estrés puede definirse como la respuesta de un sistema autorregulable a una alarma general. El estrés es un proceso por el cual los eventos ambientales llamados estresores amenazan el bienestar de un ser. Selye denominó estresores a los agentes que producen o provocan estrés en un momento dado. Son cualquier agente externo o interno causal de estrés. Para Hawkins (2007) los estresores pueden ser actuales o históricos. Los estresores actuales son comunes a la mayoría de las vidas individuales y se relacionan con las experiencias vitales y con las situaciones físicas y ambientales. Moos y Swindle (1990, citado en Hawkins) identificaron experiencias vitales que son continuas y crónicas, y que no deberían ser evaluadas de forma aislada.


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